Escorts rellenitas en Bogota

No nos cansaremos de repetirlo: los gustos sexuales de las personas son muy particulares. Por eso el mundo es mundo. Lo que me pone cachondo a mí puede dejarte frío a ti y viceversa. Hay hombres que empalman con solo imaginarse en la cama con figurines de estrecha cintura y líneas estilizadas y hombres que se ponen verracos perdidos soñando con la posibilidad de hacérselo con una mujer más bien entradita en carnes, macizorra y con curvas, tetonas y culonas en resumen.

Y es que la flacuchas, dicen estos últimos, quizá sirvan para lucir bien monas en las revistas, pero en la cama ninguna compañía es mejor que la de una tía maciza a la que poder agarrarse bien agarrado sin miedo a romperla en el primer arrebato pasional. A estos hombres de los que te hablamos les gustan las nalgas poderosas, las cinturas anchas, las tetas exuberantes, los cuerpos rotundos con los que, llegada la hora del sexo, hay que bregar como si de una batalla se tratara. Y es que follar con una mujer maciza es la única manera de demostrar hasta qué punto se es macho. Y a muchos hombres ese reto les excita.

Es a ellos en particular a los que vamos a dedicar este artículo. Quizás muchos de esos hombres ya tengan a mano como compañía habitual o como amante ocasional a su gordita macizona con la que gozar hasta el agotamiento. Probablemente sea así. Pero es seguro también que a otros muchos solo les queda el recurso de resignarse al consuelo de la imaginación y pajearse pensando en ello. Es a estos hombres a los que queremos dirigirnos hoy, especialmente si residen en Bogota o si tienen previsto visitar o están visitando la capital de España.

Y es que en Bogota, que puede presumir de lucir un bien nutrido mercado para el sexo de pago, se pueden encontrar unas excelentes escorts Bogota macizas, prostitutas de lujo entraditas en carnes que harán las delicias de todo aquel hombre que se cite con ellas para disfrutar de sus lujuriosos y exclusivos servicios eróticos.

Entre las escorts macizas de Bogota podemos destacar, por ejemplo, a Andrea, una brasileña mulata de ojos negrísimos y caderas inacabables que borda el francés oral y que se describe como una ardiente e implicada amante del griego. Para los hombres a los que les gusta follar con mujeres macizas y exuberantes, Andrea es toda una puerta abierta a un paraíso de placeres sin fin.